BOOK TRAILER

Aquella fue una era que llena de dolor y muerte para las aldeas y ciudadelas de los países de Mardala, que en ese entonces se dividía en cuatro grandes territorios. El primero era conocido como Saester. El segundo reino era el de los davars o davarianos, conocido como Mospel, cuya costa miraba al mar de Everión. Su Capital era Desta—garbel. Por otro lado estaba Thergonal, una región de límites difusos excepto por la accidentada costa que miraba al océano occidental, sin un gobierno central, organización clara o ciudades importantes, tierra de nadie. El cuarto territorio era Faistand. Allí convivían hombres de variado origen y veideos, estos últimos similares a los humanos, pero de ojos violeta, tez clara y generalmente de pelo castaño, llegados a Mardala desde Dárdalos, después de la Guerra de Expulsión que concluyó con el último Sol Negro al inicio del primer ciclo, y que los obligó a abandonar su continente de origen, generando en ellos una sensación de desarraigo.

DE LAS GUERRAS BOREALES

Lucha de Hermanos es la primera entrega de esta novela en la que se da cuenta de la historia precedente al octavo ciclo (medida de tiempo equivalente a 500 años) de Mardala, una tierra de que ha visto cientos de batallas y pugnas internas en cada uno de los reinos y territorios de las denominadas Tierras Boreales, que también incluyen a un segundo continente, Dárdalos.

En este libro se desarrollan los conflictos personales de los principales personajes que darán vida a una era de traiciones, desencuentros y luchas, que alcanzará incluso a tierras lejanas en el norte del mundo conocido.

Reyes, hechiceros, guerreros, políticos, todos formarán parte de una enredada maraña que dara origen el primer enfrentamiento de esta obra, que encierra muchas historias dentro una una sola gran epopeya.

De la codicia


Decir que el poder corrompe no es tan certero si no se le subraya con otros adjetivos, que sumados logran acercarse a una descripción de la gangrena que puede extenderse a través de la mente y las venas de un hombre, cuando ve que su destino, que parecía escrito sobre piedra indeleble, se transfigura ante los acontecimientos. La noche que antes llenaba con vino y juergas interminables se convierte en lienzo infinito de elucubraciones y planes a medio construir, que interrumpen el estado de vigilia, y que no son saciados hasta vislumbrarlos en la realidad.
Lo que antes parecía ajeno y sin importancia encandila la razón y empuja a dejarse llevar por los acontecimientos. Los Estandartes, torres, jardines y calles empedradas que antes eran opacos y lejanos, de pronto se tornan llamativos, relucientes, alcanzables y lentamente se van imponiendo a los placeres mundanos que hasta entonces liberaban y satisfacían. El oro y las piedras preciosas pueden más que la sangre y los lazos que unen en el vientre de la madre. La marca de la hermandad, la herencia común y la lealtad se diluye ante la posibilidad de convertirse en algo más, en adueñarse del destino, en aplastar a los detractores, a los grandes señores, a los que miraban por sobre el hombro.
Cuando los hombres se atragantan con codicia, las sombras caen ante él y ante los que los siguen. El triunfo puede ser rápido, pero también breve. La derrota suele llegar poco a poco, deslizándose entre el bosque que está más allá del árbol que no lo deja ver, resuelta, impávida, decidida, estirando sus dedos para coger la espada del poderoso, rompiendo sobre sus murallas como una ola de hierro que desmorona terrazas y almenaras, y allí estará el que miró hacia el trono, el que un día dejó la sencillez de lo ordinario por la gloria y el vasallaje de los suyos, y sus dinteles comenzarán a ser tragados por la hiedra de la revancha.
Cuando el poder corrompe, la gangrena no acaba hasta la amputación, hasta que el fuego purifica y limpia las heridas, hasta que la noche vuelve a ser hija del descanso, hasta que la ambición devora al soberbio que creyó que contra todo se erguiría sobre un reino desangrado sin recibir castigo…